Ellos son la avanzadilla que hace posible que los proyectos de GH tengan un final feliz y satisfactorio para nuestros clientes.
Los montadores de GH que cruzan el mundo, que desafían los horarios, las culturas, los idiomas, y se mezclan con personas totalmente diferentes, son los protagonistas de historias que se desarrollan en la trastienda, detrás de los focos y del protagonismo que seguramente se merecen y que no buscan. Todos ellos son los hijos de la evolución silenciosa de GH, son una parte esencial en nuestro modelo de empresa. No tienen fronteras y han crecido en experiencia y en audacia juntamente con GH. Ellos son los que nos pueden dar el verdadero pulso de lo que es GH hoy.
En la entrevista a Eduardo González, más conocido como “Edu”, que podéis leer en nuestro boletín GH´NEWS, nos comenta que lo más duro de este trabajo es estar tanto tiempo fuera de casa alejados de la familia, perderse fechas importantes y el día a día de los hijos.
Luego llegan los detalles: cada sitio es diferente, la alimentación no es la misma, los cambios climáticos, la adaptación a otras culturas, horarios, idiomas, etc. No es lo mismo Hong Kong que Tailandia, Egipto, Cuba, Estados Unidos… Pero el alejamiento de la familia y de su entorno es lo que peor se lleva.
Su visión actual sobre GH, es que se encuentran en una empresa de carácter familiar que se está convirtiendo en una empresa multinacional.
«Hemos llegado a muchos sitios recónditos y alejados, empujados por la crisis del mercado nacional y por necesidades de supervivencia. En cierta manera, nos hemos salvado gracias a toda esta expansión en el ámbito internacional. Hemos conseguido montar una grúa especial en cualquier parte del mundo como si lo hiciéramos en Gipuzkoa, ahora debemos asumir el reto de poder darle la asistencia técnica necesaria de la misma manera».