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“Una de las partes más bonitas de mi trabajo es descubrir cómo se hacen las cosas y aprender a hacerlas”

Siempre de buen humor, Iñaki Goiburu es uno de los veteranos de nuestro taller en Beasain. Su trabajo y el de sus compañeros ha sido esencial para el crecimiento de GH en el mundo. A través de esta entrevista en la que conocemos un poco mejor a Iñaki,  queremos poner en valor su trabajo y el que realizan todos los profesionales de GH en nuestros talleres y plantas de producción.

En el año 91 empezaste a trabajar en GH, ¿qué recuerdas de tus primeros días?
Los inicios siempre tienen su punto de dificultad. Aunque yo previamente ya había trabajado en la papelera de Zegama y en la CAF, cuando entré en GH todo era nuevo para mí. Por suerte, soy una persona habilidosa y que sabe arreglárselas solo. El encargado ya sabía que, aunque no supiera hacer algo, confiaba en que sería capaz de sacar el trabajo adelante. Una de las partes más bonitas de mi trabajo es descubrir cómo se hacen las cosas y aprender a hacerlas.

“Cuando empecé, el encargado confiaba en que, aunque no supiera hacer algo, sería capaz de sacar el trabajo adelante”

¿Era diferente el ambiente que había en GH con el de tus anteriores trabajos?
Sí, porque en la papelera todos los trabajadores éramos muy jóvenes y en GH, en cambio, mis compañeros tenían bastante experiencia. Eso hacía que el ambiente fuera algo más profesional. Por eso, cuando llegué con mis bromas y sentido del humor, se sorprendieron. Enseguida se acostumbraron a mi forma de ser y la relación con mis compañeros siempre ha sido muy buena.

Por lo que nos cuentan, el buen humor es una de tus señas de identidad.
Así es, yo siempre trabajo de buen humor. Para mí el humor es la mejor terapia contra todo. Muy pocas veces me verás enfadado y, si ocurre, es porque hay una razón de peso.

“Yo siempre trabajo de buen humor. Para mí es la mejor terapia contra todo»

¿Intentas contagiar ese buen humor al resto de compañeros?
Siempre intento que a mi lado haya buen ambiente y la gente esté alegre. Recuerdo un compañero que a veces llegaba desganado por las mañanas y decía que hasta que no tomaba el bocadillo del almuerzo no se despertaba. Un día le dije: mañana te vas a despertar. Al día siguiente traje unos petarditos pequeños y los lancé cerca de él cuando estaba trabajando a primera hora. No le hizo mucha gracia, pero despertar, se despertó. Cuando las bromas no son pesadas ni desagradables pasamos buenos ratos con ellas y vivimos anécdotas divertidas.

¿Cómo es tu día a día en el taller?
Lo primero que hago cuando llego a GH es tomarme un café. Y a partir de ahí ya no paro. Cuando tengo que hacer algo por mi cuenta, hago mi trabajo, y si no, ayudo en lo que haga falta. No me gusta estar parado.

¿Ha cambiado mucho la forma de trabajar desde que empezaste?
Muchísimo, sobre todo en lo que a ritmos de trabajo se refiere. Antes siempre teníamos un margen de varios días para hacer las cosas. Hoy en cambio los plazos los marca el mercado. Cuando un cliente quiere una cosa, la quiere para ya. A nosotros nos toca cumplir y, por supuesto, lo hacemos.

 “El ritmo de trabajo ha cambiado mucho de cuando empecé. Ahora los plazos los marca el mercado y hay que cumplir”

¿Qué es lo que más te gusta de trabajar en GH?
La verdad es que me gusta todo. Yo vengo a trabajar y estoy dispuesto a hacer todo lo que me pidan. La gente no me cree pero siempre digo que me gustaría tener veinte años menos para poder seguir trabajando aquí más tiempo.

¿Está claro entonces que tu decisión de empezar a trabajar en GH fue buena?
Buenísima. Quizá algunos trabajadores no lo vean así, pero yo, aunque no sea el dueño, siento a la empresa como parte de mí porque mi familia y yo vivimos gracias a ella.

¿Qué personas te han marcado más en GH a lo largo de estos años?
Mis primeros encargados Jesús Lizarralde  y Tomás Aldasoro. Los dos están ya jubilados. Venían el sábado al taller sin ordenador ni móvil ni nada, apuntaban en un papelito lo que estaba mal o faltaba y el lunes nos ponían las pilas a todos. Para el martes todo lo que faltaba estaba ya hecho.

“Dos de las personas que más me han marcado estos años en GH fueron mis primeros encargados: Jesús Lizarralde y Tomás Aldasoro”

Nos han comentado que cuando se jubilaron te ofrecieron ser encargado…
Sí, pero no acepté. No me gusta mandar. Prefería seguir así que ser de esos encargados que por no saber mandar lo hacen ellos directamente.

¿Qué deseos tienes para el futuro?
Jubilarme con salud y poder estar unos años bien para disfrutar del caserío. Algunos utilizan el gimnasio para desahogarse y yo el caserío. Cuando estoy de vacaciones o en mi tiempo libre sigo trabajando en el caserío o con los animales, pero con la diferencia de que me olvido del reloj. Ni lo miro.

¿Cómo crees que se te va a recordar en GH cuando te jubiles?
Pues como el manitas que conseguía arreglar todo y que siempre estaba bromeando.

GH Cranes comienza a instalar sus grúas en el Parque de Proveedores del Sector de la Automoción

Hoy queremos mostraros nuestro destacado trabajo en el Parque de Proveedores del Sector de la Automoción situado en la provincia Ávila. La obra, propiedad de la Junta de Castilla y León – Instituto de competitividad empresarial (ICE), busca fomentar el empleo en la región a través del impulso del sector automovilístico, con una inversión total de 26 millones de €

Tras muchos meses de trabajo previo, actualmente nos encontramos inmersos en la fase de obra. Como veis en la fotos, ya hemos instalado en las naves del parque algunas de las enormes grúas que conforman el proyecto.

La operación comprende el siguiente alcance de suministro:

  • Grúas de altas prestaciones y con un alto nivel de solicitación, para desarrollar trabajos en fábrica de estampación.
    • 3 Puentes Grúa birrailes de 50 Tn y 40,12 m de luz. Grupo de trabajo A-8 M-6. Velocidad elevación: 6 m.p.m. Velocidad carro: 50 m.p.m. Velocidad traslación grúa: 80 m.p.m. 
    • 2 Puentes Grúa Birrailes de 50/32 Tn y 40,12 m de luz. Grupo de trabajo A-8 M-6. Velocidades estándar.
  • Longitud naves: 
    • 1 – 189 m ( 2 grúas de 50 y 1 de 50/32 Tn)
    • 2 – 162 m ( 1 grúas de 50 y 1 de 50/32 Tn)
  • Otras 3 grúas de menor entidad para trabajos auxiliares (Scrap, Taller ILM, Taller PQA).

Desde GH Cranes estamos muy contentos de poder desarrollar un trabajo que contribuirá de forma tan positiva al crecimiento económico del territorio.

Ingytec y GH Cranes, una duradera y leal conexión vasco-argentina

Hace casi 30 años la empresa argentina Ingytec y GH Cranes comenzaron una fructífera relación comercial, “casi familiar”, que se ha mantenido hasta el día de hoy.  Pese a las dificultades actuales, Ingytec ha logrado vender este año más de treinta y cinco puentes grúa a empresas de la industria agrícola en la Pampa húmeda, un caso de éxito que no hubiera sido posible sin la relación de confianza que en su día iniciaron Luis Losicer y Carlos Roel de Ingytec, con Vicente Guerra. A través de esta entrevista al hijo de Carlos, Emiliano Roel, queremos realizar nuestro particular homenaje a estos dos magníficos empresarios y mejores personas que han logrado que GH tenga una presencia tan relevante en el mercado argentino.

¿Cómo y cuándo surge la relación entre Ingytec y GH Cranes?
Fue en el año 1992 fruto de la necesidad económica. Nosotros estábamos atravesando un mal momento aquí en Argentina y Luis y Carlos decidieron viajar a España en busca de representaciones de producto. Allí tuvieron la inmensa suerte de conocer a Vicente Guerra y eso nos dio la oportunidad de empezar a trabajar con GH. Meses después, Vicente vino a una feria a Argentina con varios equipos de muestra y cuando finalizó nos los dejó sin ningún coste para que los vendiésemos. A partir de ahí, nació una relación de confianza, casi familiar, que nos ha permitido ser lo que somos ahora. Por eso, en Ingytec estamos eternamente agradecidos a GH.

¿Por qué crees que se generó una complicidad tan estrecha entre los fundadores de Ingytec Luis Losicer y Carlos Roel, y Vicente Guerra, gerente de GH Cranes por aquel entonces?
Carlos siempre habla de un factor denominado “confianza ocular” y creo que, en este caso, funcionó así. En mi opinión, Vicente vio en Carlos y Luis a personas que hacían las cosas con la misma pujanza e ilusión que él. Por eso, decidió depositar su confianza en ellos. Por supuesto, Carlos y Luis correspondieron la confianza adquirida actuando y trabajando con un gran compromiso.

Sin embargo, Ingytec ya existía mucho antes de su colaboración GH. ¿A qué os dedicabais previamente y qué supuso para vosotros comenzar a vender grúas GH?
Obras Ingytec existe desde el año 81 y al principio exclusivamente nos dedicábamos a las eléctricas. Con la entrada de GH pusimos como anexo la venta de puentes grúa, un mercado que estaba dominado por fabricantes nacionales y por la multinacional extranjera Demag, que tenía prácticamente el monopolio en el país. La llegada de GH, a través de Ingytec, fue un punto de inflexión en el sector superando en ventas a la propia multinacional.

“La llegada de GH, a través de Ingytec, fue un punto de inflexión en el sector superando en ventas a la propia multinacional.”

¿A qué crees que se debió ese éxito conjunto de Ingytec y GH?
Principalmente al compromiso y respuesta que ambas empresas damos al cliente en todo momento. Gracias a ello conseguimos lograr la confianza de empresas como Ternium, una de las multinacionales argentinas más importantes que nos ha permitido vender grúas por todo el mundo.

Pese a todo, también ha habido épocas de crisis…
Así es, porque Argentina es un país con una situación política compleja. Las empresas vivimos en una constante incertidumbre y como se dice aquí “gambeteando” todos los obstáculos que nos encontramos en el camino. En ese aspecto, me gustaría destacar que GH siempre nos ha apoyado y ayudado en todas las crisis. Recuerdo especialmente la del 2001, una de las más fuertes de nuestra historia. Nunca olvidaremos lo que GH hizo por nosotros en esa época tan complicada permitiéndonos pagarles en plazos largos cuando fuéramos superando los momentos de dificultad. Si no llega a ser por ellos, quizá ya no estaríamos aquí.

Y este año tan difícil y extraño, ¿cómo lo habéis superado?
Pues ha sido gracias a la industria agrícola de la Pampa húmeda, la zona más rica del mundo para cosechar. Allí mantenemos una estrecha relación desde hace quince años con importantes empresas de maquinaría agrícola, entre las que destacan Crucianelli y Erca, situadas en el pueblo de Armstrong. Gracias al buen servicio que les hemos dado a lo largo de todos estos años, ellos siempre confían en nosotros cuando necesitan puentes grúa. Por eso, este año que la cosecha ha sido especialmente buena nos han comprado en la región más de treinta y cinco referencias, lo que ha compensado el descenso en otros sectores. La verdad es que estamos muy contentos de nuestra relación con esa región de Argentina a la que veo muchas similitudes con el País Vasco por la pujanza de sus gentes y sus ganas de emprender.  

Lo cierto es que habéis venido en muchas ocasiones al País Vasco. ¿Con qué te quedas de esas visitas?
Aparte de poder ver de cerca el excelente trabajo que realiza GH y sus capacidades técnicas, me quedo con la amabilidad y hospitalidad con la que Vicente trata a Luis y a mi padre Carlos. Siempre tiene una sonrisa para ellos dos.

 “Vicente siempre tiene una sonrisa para Luis y mi padre Carlos”

Además de Vicente, otra persona que siempre ha confiado en vosotros es Juan Aguirre. Para terminar la entrevista, ¿qué nos puedes decir de vuestra relación con él?
Juan para nosotros es ante todo un amigo. Vivió aquí dos años intentando crear una filial de GH en Argentina y, aunque la cosa no salió adelante, se hizo una relación de amistad muy fuerte. Desde entonces, siempre nos ha ayudado y acompañado en todas las negociaciones.

Grupo Crucianelli, líder argentino y mundial en sembradoras de última generación. Desde el año 2006 acompañamos su constante crecimiento, en sus 3 ampliaciones (2010/2015/2020) ya incorporaron más de 20 puentes grúa GH.

Visita oficial a Crucianelli del presidente de la Argentina, Mauricio Macri. Año 2018.

Carlos y Emiliano Roel con Vicente Guerra en una visita al País Vasco.